es sábado a la noche
y la avenida retumba
en mis ventanas:
bocinas,
motores,
aceleraciones,
frenadas,
motos,
escapes rugientes,
y más bocinas reiteradas.
arranques violentos
y probables picadas
algunos gritos
de solteros
desde el asiento trasero
supongo que ya
comen,
se aman o
bailan,
o charlan,
se besan
o evitan dormirse
con alguna estruendosa
peli yankie
yo, con mi pantalla
y su blanco refulgente
y con los posibles caracteres
siempre presentes.
sin tele,
no hay tele.
sólo un deseo persistente:
que se extinga
muy rápido
su tubo luminiscente
y que las esquirlas
alcancen a sus despiadados agentes.
los niños ya duermen
y yo tengo sueño
pero me gusta leer poemas
y bañarme en silencio
y cambiarme en el comedor
con música bajita
y mi cerveza,
bien fresquita.
me espera un sillón
y fantaseo con compañías
apago el velador
y que mañana
sea otro día.
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