domingo, 1 de febrero de 2009

soledad

El niño duerme
Mi cánida compañía también
Y el felino descansa en la sombra de la terraza

Un par de liliums a 15 pesos,
Tan lejanos a este contrafrente
como el campo que los vio nacer.
Necesaria, la belleza de la naturaleza

Las varillas de un tender roto
Ejecutan un sonido desprolijo
Al ritmo del viento.

Las bocinas de la avenida,
Las alarmas a prueba en el fondo de los talleres,
Las sirenas sin cola que anuncian emergencias
Y las frenadas, frenéticas de los colectivos
Lo son todo en la hora pico.

El tic tac del reloj
Me adormece por un rato
Espero y pienso
Que ya es tarde, ya todo terminó.

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